Entre tanto olvido se olvidó de que crecer es un paso que suma otro y un caer. Se olvidó de que hay veces que los traspiés son para aprender y no sólo del mundo sino de uno mismo, que gira continuamente dando vueltas en uno u otro sentido.
Se olvidó de la locura de dejarse llevar por el corazón y ahora sigue a un buen pastor. Se olvidó de saber reaccionar y ahora se suele equivocar. Se olvidó del susto y ahora se lleva mil disgustos. Se olvidó de la poesía y ahora se crispa con las noticias. Se olvidó de las moralejas y ahora cae en el olvido. Se olvidó de quién era y el espejo dice verdades como puños.