¡¡Wakan Tanka tunga shila how!!

Gran Misterio

jueves, 28 de octubre de 2010

Simple man

Los vientos me comentaron mientras me fumaba un petardo que ya no era momento de destruir, sino de amar y volar.
Un pequeño salto en estos ojos. Ciérralos, quiero que sientas.
Si te sientes triste y te araña la melancolía por la espalda, directa al corazón, ¡Agárrate a mí! No me confundas con un clavo ardiendo, que no lo soy. Te prometo que no lo soy.
Seguiré luchando todos los días por que me abras la puerta, sino, sabes que me colaré por tu ventana alguna noche siguiendo al gato pardo.
Seguiré intentando hacerte feliz.
Prometo escucharte hasta que vuelen a tu cabeza ideas brillantes que puedas evocar.
Si sientes miedo a sentirte mal, siente la medicina de mi boca de cristal, te sanará.
Ansio el momento en el que dejaré de mirar desde el exterior a tu pecho, observando ese cristal ahumado que me muestra tus recuerdos.
Ábreme la puerta, te puedo ayudar a hacer limpieza, tú decides que es lo que quieres guardar, tengo preparadas un par de cajas para llenar.
Y allí dentro, cuando terminemos de embalar nos fumaremos un petardito, despacito para celebrar que todo está limpio.
A veces me da por pensar que cada día es el último y contigo cada noche, la primera.
Nos extasiamos ante el grito revelador que no nos atrevemos a dar.
Seremos raíces atadas a la primavera, la caduca que cae en otoño, el copo que se posa en la nariz en invierno, y el océano en el que nos sumergimos enredados donde volamos.
Sueños sin fronteras, de ojos cerrados y manos abiertas.
Sueños.


martes, 26 de octubre de 2010

Disorder

Quiero escuchar un poco más larga Disorder de Joy Division...
Quiero pensar en que hacer para hacerlo bien.
Quiero ver por que ocurre eso de... "por no cagarla, la caga".
Quiero levantar el vuelo y llegar hasta mi horizonte.
Ése al que mamá prohibio llegar, sin dejarme alejar de la costa. Preocupación.
Quiero que vea que todo irá bien. Allí están de cuantos aprender. A veces volando me canso rápido.
Hay que llegar. Aunque me duelan las alas.
Laralaralaralaraaaaaaa
Rpetir canción. ¡NO! Hay mil donde elegir...

jueves, 21 de octubre de 2010

Okupas del Edén

A nosotros lo que nos gusta es colarnos colocados por la puerta de atrás del Edén.
Y con picardía a Adán y Eva les robamos las manzanitas. Cierto día fumado les arrebatamos hasta el “cienciero” manzano.
Nos topamos de frente con aquella serpiente y tú me agarrantes la teta latente. El reptil nos dedicó un guiñó viéndonos como exquisitos pecadores y nos guió en el camino.
Ya en casita, mitad desierto, mitad mar y montañitas, lo plantamos en el jardín junto a las plantas jamaicanas.
Sobre arena de desierto inquieto a veces temen desaparecer y se escandalizan. Nosotros mientras tanto las regamos con sudor y saliva.
Cuando mi pirata esta tristón le poso en la boca un par de caladas y con el humo y las risas terminamos perdidos bajo las sábanas.
Después de unos meses los frutos del manzano los trituramos y los escanciamos, porque entre tantos vicios también debiésemos ser unos borrachazos.
Y es que Adán y Eva no tienen ni idea, y se aburren todas las tardes.
Dicen que Eva empieza a ver prensa rosa y Adán se los pone con la serpiente morbosa.
Aquí lo dejo caer, mientras hinco el diente a mis manzanas, mientras me pasan unas caladas y mientras nuestro mundo gira a un ritmo que baila.
Su corazón suena a Blues.


lunes, 18 de octubre de 2010

Ramándala

Ramándala era un genio.
Era uno de los genios más poderosos que ha habido.
Tenía todas las fascinantes virtudes que un genio pueda tener.
Sabía convertirse en otro ser. Sabía dar dinero a quien lo desease. Y conseguir cualquier amor con el que se soñase. Podía poner pan encima de la mesa de los indigentes. Sabía todos los problemas matemáticos, conocía la magia de Da Vinci.
Mas… siempre entre tantas cosas buenas, tantas fascinantes y envidiadas virtudes, hay algún error.
Bien, Remándala era débil, tenía una debilidad muy sufrida, era fácil que desapareciese. Podía dar comida a cuantos lo deseasen, pero si no comía el todos los días moriría.
Podía salvar las vidas de todos… pero era fácil que perdiese la suya.
El problema era, que si nuestro querido genio deseaba utilizar sus poderes en su beneficio, tenía que cumplir los deseos de otros. Un deseo para el mundo por cada uno que quisiese para él y dichos deseos, debían tener un valor equivalente.

Podría contar mil historias que vivió, pero esto será un cuento cortito, así que sólo contaré las que me parecen más interesantes.

El joven Ramándala se convirtió en mosca para ver como su amada estudiaba.
Su amada era una joven enamorada de él, a quien veía en sueños todas las noches. Era un amor encerrado en los ojos cerrados. Pero él, jamás podría convertirse en humano. Equivalente a esa metamorfosis, sería que ella deseara ser otro animal y no encontraba el momento de hacerle ese regalo. Así que sólo era un sueño en su joven.
Un día la niña frustrada, quiso matar a la mosca que siempre se quería apoyar en la comisura de sus labios.
Remándala para no ser asesinado hizo, con un chasqueo de dedos, la redacción que de deberes tenía la niña. Un deseo cumplido y para sí mismo pudo regalarse otro. Se convirtió en araña. La niña no le advirtió bajo esta forma y se quedó en la habitación sin ser a quien buscaba. La araña Ramándala se fue al baño y se metió en la bañera. Llegó la joven, que quería bañarse. Llenó la bañera.
Ahí vio a su araña. Instantáneamente acercó el grifo hasta ella para escurrirla al charco. Y lo pensó, pensó en la araña y el viaje que haría:
Aún dentro de la bañera ésta podría salvarse. Si llegaba hasta el lado de la bañera que aún no estaba cubierto y se agarraba a la pared saldría con vida. Lo estaba consiguiendo nuestra arañita cuando una corriente la arrastró… directa al desagüe.

En las alcantarillas hizo un favor a una rata, y se posó en su boca para ser ingerida, como alimento. En las tripas de la rata decidió convertirse en otro animal. Y se abrió paso, rajando sus tripas.

Por ahí cerca estaban unos chavales buscando algo con lo que divertirse, colocados. Encontraron un sapo. Lo metieron en un bote de cristal y lo fumaron.
Después empezaron con las torturas. La primera de ellas fue meter, en el bote, papel quemado, a lo cuál el sapo respondió vomitando. Luego jugaron pinchando su dorso con palos, también acercaron mecheros a su piel y éste se estremecía moribundo.
Y con su vida terminaron al dejar caer gotas de plástico quemado en su abdomen y con ello abrasarlo.
Así estos chavales se divertieron una tarde, y perdieron al genio que podría haber hecho que se divertiesen el resto de tiempo.


A Mario, Miguel y Ándres.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Paciencia

Camino sobre el mar. Más o menos sé desplazarme tan sólo rozándolo.
Me hago mis tres preguntas para pegar un saltito.
¿Puedo? ¿Quiero? ¿Debo?
De vez en cuando alguien me pide explicaciones... ¡Y cómo negarlas!
Pero todos tenemos secretos y zanjaremos en silencio cuando invadan el terreno si no queremos que sea penetrado.
Mientras tanto nos sorprende la duda.
Y la intuición me avisa siempre de lo que se avecina... y no sé yo por qué, pero no fallo.
Y tengo miedo, y no me fió.
A lo mejor es momento de empezar a demostrar...
A veces siento una punzada que lo atraviesa todo, como un dolor horrible, un dolor del alma... que bien conozco ya.
¿Por qué no temo a ese dolor? Si lo temiese, me andaría con más cuidado y no querría demasiado.
Pero me he currado durante mucho tiempo que las cosas saliesen del Sol, como yo quería. Con paciencia y sonrisas.
Alguna lágrima espontánea, me resbala abriéndose camino a través de mi mejilla, mientras yo sollozo : -¡Qué yo no lloro!.
Tal vez me recuerde cristalina que no soy de piedra maciza.
Y a veces con los ojos nubladitos, tengo que ser fuerte y demostrarte con el método, que sé donde duele. Para caminarte,  hacía mi verdad.
Me gusta abrirte la burbuja de mis sueños y fantasías. Pero hay veces que te delato de donde flaqueo e ignoro si eso es bueno.
Hay veces que quieres saber más. Pero si te lo cuento, esa información se podría poner en contra de nuestra felicidad.
Supongo que para que sepas que quiero de ti, aún debes aprender mucho de mí. Paciencia, mi tortuguita, paciencia.
A veces me adelanto a mi Casiopea y esta un poco enfadica se queda atrás y se para en seco.
Y cuando me doy cuenta de que me olvide de seguirla, de ir tras sus pasos... recorro lo ya recorrido, y marcho a por ella. Me pega una colleja pues sin ser física, sabe donde dar. Por que sólo yo sé de que esta hecho su precioso caparazón, esmeraldas...
Y me lo vuelve a repetir. Despacio testaruda... o te perderás.



sábado, 9 de octubre de 2010

Caidas, sonrisas

Aquí me situo en la cama de Pepón con la computadora de Mario.
El día... Lluvia nostalgica y cielo gris. Lo perfecto para intentar olvidar a alguien...
Ahora sé un poco más de mí y con ello sigo creyendo en aquello que dije una vez.
-Si hay algo que quiera con locura es a mí.
A lo mejor soy demasiado dada a la felicidad como para permitirme pasarme mal. Asique aquí dejo por fin todos los males.
Aqui aprendo que no pienso sufrir, nunca. Porque me quiero.
Me dejo llevar por espirales cuadradas que cojen curvas cerradas, y mi camino a veces es tan recto... que me aburre.
Entonces creo que nunca podré decir que no a un desliz.
Aqui crecemos rápido y lento. Aquí seguimos a Casiopea y quien la quiera olvidar... que la olvide.
Yo no puedo pasarlo mal al ver errores ajenos. Cada uno marca su camino y lo crea como quiere, mientras tanto sin darnos cuenta, nos vamos creando.
¡Y que alegría! es esa de vivir...
¡Y qué placer! el de equivocarse de vez en cuando.
Tan placenteras son las lágrimas después de llorar, que a veces se echan de menos.
El tiempo sigue escapandose camuflado en la arena del desierto. Pero los camellos encontramos Oasis donde resguardarnos del cielo abrasador. Bebemos agua deliciosa y lo agradecemos.
Hoy lo agradezco todo.
La gente se confunde hace ideas precipitadas y después de tres años se dan cuenta de que nada es lo que esperaban.
Y crecemos, paso a paso, caida a caida.
Pero nos levantamos.
Y esbozamos la divina sonrisa.

jueves, 7 de octubre de 2010

Llorar de Alegría.

Me encanta esa sensación.
Sé que no veo un pimiento por mas que mis párpados intenten despejar la zona.
Es maravilloso sentir como una bocanada de felicidad llena todo tu cuerpo, como sustancia en vena. Sube y aparecen los escalofríos, te invade la euforia quieres saltar y no podrás evitar gritar si es necesario y después... ver por ojos vidriosos.
Es como si se abriesen paso desde el pasado las lágrimas que una vez ya llorastes, para recordarte lo mas que lo pasastes. Mientras tu boca esbozara una auténtica sonrisa y todo tu cuerpo te dirá que eres feliz.
Mereció la pena llorar la trsiteza, sólo por la sensación de esa sonrisa húmeda.